martes, 20 de agosto de 2013

"Gracias por los fantasmas, empecé a pensar que te habias llevado todo"

Siempre que alguien desaparezca de tu vida, no desaparecerá del todo. Sí, todo el que llega, pasa, deja su huella, su marca... Gandhi dijo una vez que las huellas dactilares no se borran de las vidas que tocamos. Son esas huellas las que nos identifican, las que hacen que una parte de nosotros se vaya con ellos, y que una parte de ellos se quede en nosotros. Sí, hay gente que nace para quedarse, para permanecer ahí, son las huellas dactilares que solo con sentirlas te ponen la piel de gallina, te erizan hasta los sentimientos, esas personas que, por muchos vaivenes que tengas, al final, en realidad, estarán ahí.

Pero los que se van, no se van sin un motivo, su lección ya ha sido dada, te han enseñado, bien sea por un golpe o por tenderte la mano para levantarte. No sabes para o por qué, pero se fueron. Pero su huella permanecerá contigo, y probablemente la encuentres en cualquier rincón de tu cuerpo o de tu mente, detrás de miles de huellas.


Lo mejor de las huellas es que siempre llevan un recuerdo detrás, y sea bonito o feo, es lo que está haciendo que seas como eres, aunque no te transmitan nada, aunque sea una huella de un desconocido, seguro que de una forma u otra te ha cambiado.


Y si te fuiste, que te vaya bien, pero te aseguro, que en una parte de ti siempre me llevarás contigo, espero dar la talla como huella, y acelerarte la respiración, y que siempre, siempre, al final de la historia, sonrias por ello.

si acelero, es para que me frene

Esta de moda eso de estar loco. Todos los jóvenes ahora nos sentimos almas libres y sin querer ataduras. Todos usamos las frases referentes a la locura, la defendemos a toda cosa, igual que los pacifistas hacen con su paz, los aficionados a la tauromaquia defienden que es tradición, y los hippies defienden una filosofía de vida.

Sí es verdad que tenemos locos y locos... los hay de no pensar, los hay de actuar, los hay de los que hablan y hablan, y luego nada. Hay cabezas pensantes tachadas de locas y dementes porque, posiblemente, sepan más que lo que saben algunos pero hablando menos.

Pero al igual que todo esto, creo que estamos locos solo por rebeldía, por cambiar las costumbres, porque estamos en edad de experimentar.

Al igual que eso, pienso que todos los locos esperan alguien que esté más cuerdo. Un punto en el que si se aferran, obtengan algo de equilibrio, nada de subidas y bajadas en ese punto exacto. Es estabilidad, es mirar hacia delante y tenerlo claro. Es decir, estar loco está muy bien, estar loco teniendo metas y objetivos está mejor.

Por eso mismo, estamos esperando ese punto de equilibrio, que no sabes quien es, ni cuando llega, ni como lo consigue. Pero lleve mucho o poco, a lo mejor con una simple mirada, o una palabra, hace replantearte tantas cosas que de tanto pensar, podrías explotar.

Y sí, yo se que soy tan independiente y despistada que me salto diez mil stops y ceda el paso. Pero también sé que necesito ese equilibrio justo, el que solo te dan los que lo tienen lo suficientemente claro, los que transmiten más que hablan. De esos que ves y dices: es así lo que quiero.


miércoles, 10 de julio de 2013

The Reason

Todos tenemos mil y una razones para hacer lo que hacemos, y por lo que lo hacemos. Son bien costumbres, bien impulsos, bien moral, ética, orden publico...

Algunos basamos la razón de nuestra existencia en palabras que consideramos nuestro Mantra. Son todo aquello en lo que nos basamos para mantener a salvo nuestra mente...

Sí, todo eso es genial. Pero las razones pueden cambiar. Un día eres blanco o negro, y por quien sabe que razón, al día siguiente puedes adoptar toda la gama cromática en un abrir y cerrar de ojos. Porque, a veces, las costumbres, como la forma de ver la vida, pueden cambiar, atienden a razones.

...Y es que, sin darte cuenta, has cambiado todo lo que solías hacer antes, pero no importa, ahora eres rosa, azul, verde, blanco, amarillo, magenta, coral...y así hasta llegar al arco iris. Y no se gracias a qué o a quién puede ser, pero lo que sea lo está haciendo realmente bien, es una buena razón.

the reason to start over new...

martes, 18 de junio de 2013

Miedo.

Sí, cinco letras, mil historias. 

Todos tenemos conciencia del miedo, todos lo padecemos, y hay muchos tipo, pero... ¿qué es realmente el miedo?

No es necesariamente algo malo, eso está claro. Tampoco bueno, en exceso. Es esa sensación que suele acompañar a la inseguridad, a lo desconocido. Siempre nos asusta lo nuevo, lo diferente, todo aquello que se sale de nuestros esquemas. Se nos encoje el estomago, es como la soledad, aunque se tiene menos miedo  cuando no te sientes solo, es como que aunque tengas miedo, por apariencia o por la tranquilidad que te cede el otro, tienes menos miedo. 

"Tengo miedo a perderte", tiene más importancia de la que te imaginas, pues ya eres algo de esa persona, pues eso lleva o bien costumbre, o bien algo más, pero lo que está claro es que no sería lo mismo si te fueras.  Al igual que por amor, por miedo también se hacen locuras. De esas que cuando ese miedo desaparece, y te quitas esa venda inútil, te arrepientes. 

Miedo, miedo, miedo.... al futuro, a las represalias, al fracaso. No todo siempre sale bien, o al menos como esperábamos, y por ese miedo, perdemos lo que de verdad nos importa, grandes oportunidades, un billete en clase VIP a una vida mejor. Pero, algo está claro: todos tenemos miedo. Incluso los más valientes tienen miedo, mismamente, a ser considerados cobardes. Los temerarios tienen miedo a la vida, por eso la desafían constantemente, para ver lo que es capaz de dar ella por respuesta. Los cuerdos, miedo a las locuras, al después. Los locos, a no serlo, a no aprovechar el momento, a no saber ser locos. 

Tras todo esto, el miedo puede ser considerado como la cuerda que te oprime, o el empujoncito que necesitas. En cualquier caso, no es malo, pero si dejar que él domine la situación, y no tú. 

Ahora dime, ¿a qué tienes miedo?

miércoles, 2 de enero de 2013

todo eso, aunque tú no lo sepas.

Prefiero jugarme la vida a cada instante, que verlo todo desde el palco. Prefiero emocionarme, vivir, exprimir cada momento, para que pueda decir que todos mis recuerdos, hasta de los que no me acuerdo, tienen algo de especial. Porque triste sería vivir sin sentir, sin dañarnos, sin disfrutar ese inmenso placer que da el saber que en el mundo hay dolor, y que te llega, para disfrutar lo bueno con mayor intensidad.
Y que sí, que el amor es un invento. Pero todos necesitamos creer en algo.


 Y yo, aún sigo viviendo enamorada de la idea del amor.


martes, 11 de septiembre de 2012

Help me, I'm not good at goodbyes.

Nunca fui buena en las despedidas, aunque tampoco intenté serlo.

Es más, son lo que más odio del mundo. Ese momento incómodo, esos puntos que no sabes si son seguidos o finales. Esos últimos segundo de historias que pudieron contener mucha vida.
Es como el final de una caja de bombones. Sabes que va a llegar, pero no te importa, eres feliz y sigues comiendo. Y por mucho que lo disfrutes, por mucho que creas que lo has asimilado, llega así, de improvisto, y te das cuenta de que no estabas preparado, ni estaba tan asimilado.
Pero en parte tienen su lado lógico. Son necesarias, puesto que para que halla un principio tiene que haber un final. ara ver si ese punto es seguido o a parte, si realmente mereció la pena, si tan seguro estás de ello, primero ha de tener lugar ese punto. Así es cuando con un poco de tiempo sumado al destino ves realmente si algo valió la pena, si es seguido. Si realmente vale la pena, y no fue un adiós, y aunque tengas otra vez esa sensación, habrá otra, porque eso será siempre un punto seguido, o una coma, pero nunca un final. Y lo más importante, si la historia que escribas mantiene el mismo tono, puesto que lo más dificil es conseguir mantener el calor de esas líneas, que no haya cambios desde que dejaste de escribir la otra vez, como solo darle al pausa a una peli, y que nada cambie. 

Una despedida siempre será una despedida y siempre será dura, pero no tiene por qué serlo tanto. Tú decides convertirlo en un "adiós", "hasta pronto", "hasta la vista" o "hasta nunca".

lunes, 10 de septiembre de 2012

Dreamer.

Un sueño, algo tan sencillo como cerrar los ojos. Y una nueva idea. Una irrealidad ante tus ojos. ¿O es la realidad misma lo que se te ofrece ahí? Todo parece tan real. Para. Piensa. ¿Qué es lo realmente real? Tienes miedo. Miedo, a tocar algo, a sentirte bien, y ver como todo se desvanece.

Si es un sueño, déjenme soñar, que seré yo quien decida despertarse.

Porque vivimos de lo que soñamos. Y sin sueños, sin ilusiones, todo sería tan idéntico y real, que se nos quitarían las ganas. Así pues, sigamos soñando.